El arquitecto Brian Hooper junto con el estudio m3architecture inauguraron en 2009 el Memorial to a Tree en Barcaldine, un pequeño pueblo en Queensland (Australia). El proyecto se encargó para conmemorar el lugar donde se situaba un árbol centenario que en 2006 fue envenado con pesticida y murió poco después.
Los restos del antiguo árbol se conservaron y ahora forman parte del monumento en forma de pabellón conmemorativo. Las raíces son visibles a través de un pavimento de vidrio. Alrededor de éste se construyó una caja a base de perfiles de madera que conforman un cubo. Una vez dentro, uno se encuentra en un bosque de 3600 perfiles de madera colocados en vertical i suspendidos de la cubierta a diferentes alturas creando el negativo de lo que antes era la copa del árbol. El proyecto parece buscar con este vaciado interior de la caja evocar la perdida del árbol.
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