Aprovecho para transcribir un fragmento del libro de Peter Zumthor donde el autor no podría haber acertado mas en la descripción de esos momentos tan difíciles de definir.
» La experiencia interna de un momento, el sentimiento de estar totalmente suspendido en el tiempo, que no parece tener conciencia alguna ni del pasado ni del futuro, forma parte de muchas – y acaso de todas – sensaciones de belleza. Algo que irradiaba belleza ha hecho sonar en mí algo que más tarde, cuando haya pasado, recordaré como: aquí estuve yo totalmente ensimismado y, al mismo tiempo, totalmente inmerso en el mundo, al principio y por un momento con el aliento cortado, luego como prendado, extasiado, sorprendido, vibrando con ello al unísono, excitado, sin esfuerzo pero también tranquilo, encandilado por la magia de ese fenómeno que me concernía. Sentimientos de alegría. Gozo. La cara de un niño que duerme y que no sabe que lo están mirando. Belleza serena, no perturbada. No transmite nada. Todo en sí mismo.
Se ha parado el flujo del tiempo la experiencia ha cuajado en la imagen cuya belleza parece apuntar hacia las profundidades. Mientras dura esa sensación, tengo una vaga idea de la verdadera esencia de las cosas, de sus cualidades más generales, de las que ahora sospecho que tienen su sede más allá de todas las categorías del pensamiento. »
